26 dic 2010

La vía chamánica en la curación del trauma


Por Miguel Angel Pichardo Reyes

Antes de que existiera la psicología, los pueblos originarios han contado con dispositivos culturales para la curación del trauma: ritos, hierbas, creencias, iniciaciones, leyendas, deidades, tiempos y lugares sagrados, etc. Dentro de estos, los chamanes, brujos y curanderos han tenido un lugar preponderante, puesto que fungen el papel de mediadores entre los mundos, de traductores, de canalizadores y de sabios. En la actualidad es valorada la labor de estos precursores culturales de la psicotraumatología, pues han tenido esta función curativa dentro de los pueblos. Ellos son capaces de “recuperar el alma” o curar el “susto”, o de deslindar los “amarres”, así como de orientar y recetar al paciente con rituales, hierbas y actos simbólicos.

En la actualidad existen por lo menos dos técnicas psicológicas inspiradas en el chamanismo: las Constelaciones Familiares de Bert Hellinger y el WorldWork de Arnold Mindell. Hace ocho años tuve la oportunidad de conocer de cerca el trabajo de Arnold Mindel en un seminario realizado en la Ciudad de México, y desde aquel momento empecé a utilizar su técnica en diferentes contextos para tratar el trauma producido por la violencia política, el abuso sexual y la violencia intrafamiliar. En mi práctica psicochamánica he realizado varios mestizajes, y los he denominado, siguiendo la línea del DreamBody de Mindell, como “ensoñación corporal” y “trance escénico”. La síntesis personal que he logrado de esta sabiduría-práctica, ha sido enriquecida por el enfoque corporal del Análisis Bioenergético de Alexander Lowen, del Análisis del Carácter de Wilhelm Reich, y de la Caracterología del Eneagrama de acuerdo al planteamiento de Claudio Naranjo.

La vía chamánica para la curación del trauma sigue teniendo la misma eficacia simbólica que tiene para los pueblos originarios, pero con la singularidad del mestizaje transcultural que supone la sabiduría ancestral de nuestras raíces indígenas con los avances clínicos de las psicoterapias contemporáneas. Aquí solo quisiera apuntar la cabida que tiene el complejo irracional, esto es, la locura, en el campo propio de la curación, puesto que la locura no puede ser excluida como un mal moral, sino que puede ser incluida como una experiencia netamente humana de curación. De esta forma es como se integra lo dionisiaco (el “Loco” del Tarot) en el campo simbólico de la curación. Lo irracional es un elemento que debe ser integrado, so pena de mantener a dionisios encadenado, entonces la locura se adueña como una pulsión destructora, más que liberadora. Esto es lo que sucede en el chamanismo, por eso queda fuera del ámbito racional, por lo tanto queda excluido de la ciencia y la moral.

¿Es pues la vía chamánica la vía dionisiaca de la locura que sana? Efectivamente, es aquella locura que atenta contra la razón imperante: la razón patriarcal que enferma, que reprime, que anula, que niega, que excluye. Se trata pues, de una locura que devuelve la cordura, el placer y el gozo, la danza y el cuerpo, lo sentiente frente a lo pensable: hedonismo cínico contra el platonismo socrático. La vía chamánica es pues un regreso a nuestras raíces indígenas reprimidas y excluidas, por lo tanto, una psicoterapia de la liberación contra la opresión.

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